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CE Ralph Ossa

Observaciones del Economista Jefe

por Ralph Ossa

Comercio e inclusividad: Por un comercio que beneficie a todos

Hacer que el comercio sea más inclusivo es una prioridad clave para los Miembros de la OMC. Su objetivo común es garantizar que el comercio beneficie a un mayor número de economías y de personas, tomando como base la visión formulada en el preámbulo del Acuerdo de Marrakech por el que se establece la OMC. El 30 aniversario de este Acuerdo ofrece una oportunidad natural de analizar los avances realizados en el pasado, evaluar las tendencias actuales e identificar el camino a seguir para lograr que el comercio beneficie a todos.

Este es precisamente el tema central del Informe sobre el comercio mundial 2024, que presentamos hoy (10 de septiembre). El informe trata de dar respuesta a tres preguntas clave: ¿Cómo podemos conseguir que el comercio beneficie a un mayor número de economías? ¿Cómo podemos conseguir que el comercio beneficie a un mayor número de personas? Y ¿de qué manera puede la OMC respaldar mejor estos objetivos?

En el informe se llega a tres conclusiones principales. En primer lugar, el comercio ha demostrado ampliamente que es un motor de inclusividad. En segundo lugar, pese a este éxito, demasiadas economías y demasiadas personas quedan rezagadas. En tercer lugar, se necesita una estrategia integral para resolver esas diferencias, una estrategia que incorpore la apertura del comercio a políticas internas complementarias e impulse una mayor cooperación internacional.

Para la OMC, esto indica la necesidad de prestar especial atención a la coherencia de las políticas. Los complejos desafíos que presenta actualmente el comercio en combinación con otras esferas, habida cuenta de las grandes tendencias como, por ejemplo, el cambio climático, la transformación digital y las tensiones geopolíticas, exigen un enfoque de la OMC en combinación con otras instituciones, donde la colaboración con otras organizaciones internacionales garantice que las políticas comerciales se integren eficazmente en marcos de política internacionales y nacionales más amplios.

El comercio como motor de inclusividad

En primer lugar, examinemos la primera idea principal del informe: el comercio ha sido un potente motor de inclusividad.

Desde que se creó la OMC hace 30 años, la brecha en los niveles de ingresos que existía entre las economías se ha reducido radicalmente. Desde 1995, los ingresos per cápita en las economías de ingreso mediano y bajo casi se han triplicado, mientras que los ingresos mundiales per cápita han aumentado aproximadamente un 65%. Sin embargo, este proceso de convergencia se ha ralentizado desde la crisis financiera mundial, e incluso se ha revertido durante la pandemia de COVID-19, que afectó en mayor medida al crecimiento de las economías más pobres.

La correlación entre la velocidad de la convergencia de las economías de ingreso mediano y bajo y su participación en el comercio es muy llamativa. Como se muestra en el gráfico 1, ambos indicadores aumentaron y descendieron al compás antes y después de la crisis financiera mundial. Los estudios económicos indican que se trata de algo más que de una simple correlación. El análisis de simulación indica que las reducciones de los costos del comercio entre 1995 y 2020 aceleraron entre un 20% y un 35% la convergencia de los ingresos de las economías de ingreso mediano y bajo. Estas conclusiones están en consonancia con las pruebas econométricas que muestran que las reformas comerciales en los países en desarrollo han estimulado el crecimiento económico entre 1 y 1,5 puntos porcentuales.

figure 1

También resultan positivos los datos sobre el efecto directo en los Miembros de la OMC. En estudios recientes se indica que la pertenencia a la OMC (y su predecesor, el GATT) ha impulsado el comercio entre los Miembros en promedio un 140%, lo que pone de manifiesto los beneficios de un sistema multilateral de comercio abierto, basado en normas y previsible. Como se ilustra en el gráfico 2, el análisis econométrico indica, además, que las economías que llevan a cabo rigurosas negociaciones de acceso crecieron 1,5 puntos porcentuales más rápidamente durante el período de adhesión, impulsadas por las reformas de gobernanza que se necesitan para cumplir las normas de la OMC.

figure 2

Esa convergencia impulsada por el comercio ha mejorado la vida de cientos de millones de personas. Como se muestra en el gráfico 3, el porcentaje de personas que viven en la pobreza extrema en la economías de ingreso medio y bajo ha descendido, pasando del 40% a aproximadamente el 11% desde 1995, mientras que la participación del comercio en el PIB de esas economías se ha duplicado, pasando aproximadamente del 16% al 32%. Este cambio ha contribuido significativamente a reducir la malnutrición y la mortalidad infantil, y a mejorar el acceso a la educación, la atención sanitaria y la electricidad.

figure 3

Contrariamente a lo que comúnmente se cree, la desigualdad de los ingresos entra las economías no ha aumentado en promedio en los últimos 30 años. El índice de Gini medio — una medida habitual de la desigualdad — en una amplia gama de economías incluso ha disminuido ligeramente durante este período. Además, la desigualdad de los ingresos se correlaciona solo débilmente con la apertura del comercio y es ligeramente inferior en economías más abiertas. Esto está en consonancia con la teoría económica que indica que, si bien el comercio crea tanto ganadores como perdedores, no conduce de forma inherente a una mayor desigualdad de los ingresos.

Datos recientes ponen en duda la percepción común de que la competencia de las importaciones en los países industrializados ha provocado únicamente pérdidas, y demuestran, en cambio, que también ha propiciado importantes ganancias. En los Estados Unidos, aunque algunas regiones manufactureras han sufrido pérdidas de ingresos después de que aumentara el comercio con China, las regiones centradas en la agricultura y los servicios han experimentado un aumento de sus ingresos. Del mismo modo, en Alemania, zonas donde hay sectores que compiten con las importaciones, como el de los textiles, han hecho frente a pérdidas de puestos de trabajo, pero regiones especializadas en sectores como el del automóvil han crecido después de que aumentara el comercio con China y Europa Central y Oriental.

Si bien la responsabilidad de abordar la inclusividad dentro de las economías recae principalmente en los Gobiernos nacionales, los Miembros de la OMC colaboran de forma creciente en este ámbito. Esto incluye realizar esfuerzos a través del Grupo de Trabajo Informal sobre las Mipymes y el Grupo de Trabajo Informal sobre Comercio y Cuestiones de Género de la OMC. Además, la reducción de la pobreza, el empoderamiento económico de las mujeres y la participación de las mipymes en el comercio mundial se están integrando de forma creciente en iniciativas de asistencia técnica y creación de capacidad, como la Ayuda para el Comercio, el Marco Integrado mejorado y el Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio.

Demasiadas economías y demasiadas personas siguen rezagadas

A continuación, examinemos la segunda idea principal del informe: demasiadas economías y demasiadas personas siguen rezagadas.

La convergencia de los ingresos y la integración económica mundial han sido desiguales, lo que ha dejado atrás a algunas economías. Entre 1996 y 2021, una tercera parte de las economías de ingreso mediano y bajo, que representan el 13% de la población mundial, registró un crecimiento de los ingresos per cápita menor que el promedio de las economías de ingreso alto, generando divergencia en lugar de convergencia. Esas economías divergentes están principalmente ubicadas en África, América Latina y el Caribe y Oriente Medio. Además, algunas economías convergentes recuperan terreno muy lentamente. Si crecieran al mismo ritmo que en los últimos tres decenios, una tercera parte de la economías convergentes de ingreso bajo ni siquiera alcanzaría el nivel de ingreso mediano en los próximos tres decenios.

Si bien cada economía divergente tiene sus propias características exclusivas, pueden clasificarse generalmente en dos grupos. Tres cuartas partes de las economías divergentes muestran una participación en el comercio por debajo de la media correspondiente a su grupo de ingresos. La cuarta parte restante muestra una participación en el comercio relativamente elevada pero está principalmente especializada en la exportación de productos básicos. Por lo tanto, en el informe se identifican la baja participación en el comercio y la alta dependencia de productos básicos como factores de riesgo clave para la divergencia. Asimismo, esas economías reciben mucha menos inversión extranjera directa (IED) que sus homólogas; lo que no resulta sorprendente dado que la participación en el comercio y la diversificación están a menudo interrelacionadas con las actividades productivas de las empresas multinacionales.

Los elevados costos del comercio son un factor clave que propician una baja participación en el comercio de algunas economías divergentes. El índice de costos del comercio de la OMC, que mide las fricciones que persisten en el comercio internacional en relación con el comercio nacional, muestra que los costos del comercio son significativamente más elevados en los países de ingreso mediano y bajo, particularmente en las manufacturas y los servicios. Esa disparidad es especialmente pronunciada en los países menos adelantados (PMA), donde los costos del comercio son un 47% más elevados en las manufacturas y un 50% en los servicios, en comparación con los países de ingreso alto. A diferencia de otras regiones, África y Oriente Medio se enfrentan al desafío añadido de unos costos del comercio más elevados cuando comercian con sus propias regiones que con interlocutores de otras regiones.

Las políticas comerciales son un factor importante de los elevados costos del comercio. Las economías más pobres suelen hacer frente a elevados costos al utilizar preferencias de comercio exterior o cumplir normas extranjeras, y tienden a imponer aranceles más elevados; también avanzan menos en la aplicación de medidas de facilitación del comercio. Sin embargo, las políticas nacionales complementarias también desempeñan un papel fundamental. Problemas como, por ejemplo, infraestructuras poco desarrolladas, redes eléctricas y servicios de telecomunicaciones ineficientes, así como una ejecución deficiente de los contratos obstaculizan aún más el comercio.

Las economías ricas en recursos tienen a menudo dificultades para diversificar más allá de su principal producto de exportación, un problema conocido como el "mal holandés". Esto ocurre cuando la pujanza de las exportaciones de productos básicos dificulta el establecimiento de sectores manufactureros o agrícolas competitivos. Los obstáculos a la IED, incluidas las restricciones explícitas y los factores intangibles, como un clima de inversión desfavorable, agravan este problema. Además, la progresividad arancelaria en los mercados de exportación, una situación en la que los aranceles aumentan progresivamente, de las materias primas a los productos semielaborados, y son más elevados para los productos acabados, puede impedir que las economías en desarrollo se diversifiquen hacia productos con mayor valor añadido.

Así como demasiadas economías quedan rezagadas, también quedan atrás demasiadas personas. Un aspecto al que se presta especial atención es la desigualdad dentro de los países que, a pesar de una ligera disminución en los últimos 30 años, sigue siendo elevada en términos absolutos. Por ejemplo, el coeficiente de Gini medio es en la actualidad similar al que existía a comienzos del siglo XX. Además, el 1% de las rentas más elevadas en todas las economías sigue recibiendo de media el 15,8% de los ingresos totales.

Por consiguiente, es comprensible que los debates sobre el comercio y la inclusividad se presenten a menudo como debates sobre el comercio y la desigualdad. Sin embargo, como hemos establecido, la integración comercial no está estrechamente relacionada con la desigualdad; aumenta la desigualdad en algunas economías, mientras que la reduce en otras. Un enfoque más útil consiste en analizar en qué medida los beneficios del comercio se reparten equitativamente. Cambiar las dinámicas comerciales genera ganadores y perdedores, como lo hace casi cualquier cambio económico. Surgen problemas cuando las pérdidas están muy concentradas, incluso si los beneficios globales las compensan, como suelen hacerlo.

Un aspecto crucial, aunque a menudo pasado por alto, de los beneficios del comercio son los beneficios que obtienen los consumidores de unos precios más bajos y una mayor variedad de productos. Los estudios muestran que esas ganancias benefician de forma desproporcionada a los hogares de bajos ingresos, que gastan más en bienes importados, como los alimentos, y menos en servicios que no son objeto de comercio, como salir a cenar fuera. Sin embargo, esos beneficios no siempre llegan a todos los consumidores, a menudo debido a unos sectores de distribución no competitivos que acaparan el excedente generado por la caída de los precios, o a elevados costos del comercio interior que hacen que las mercancías objeto de comercio sean costosas en zonas remotas.

Esos beneficios de los consumidores se derivan de los beneficios de la productividad, ya que los trabajadores y el capital se desplazan de empresas, sectores o regiones menos productivos a empresas, sectores o regiones más productivos aprovechando las ventajas comparativas y las economías de escala. A la inversa, las empresas, sectores o regiones menos productivos pierden recursos debido a la competencia de las importaciones. Si bien este aspecto suele dominar el debate público, es importante ponerlo en contexto. Los cálculos de la OMC basados en datos de la OCDE indican que menos del 2% de la población se ve afectada por la competencia de las importaciones en las 14 economías más pobladas abarcadas por la base de datos.

Los efectos netos del comercio en los trabajadores individuales son el resultado de una combinación de competencia de las importaciones, acceso a insumos extranjeros más baratos y oportunidades de exportación. Estos tres factores operan a diferentes niveles — profesión, sector y región —, lo que crea una amplia gama de posibles efectos. Por ejemplo, un trabajador de una región que compite con las importaciones puede estar empleado en una gran empresa exportadora que obtiene una parte significativa de los insumos del extranjero; en un caso así, el beneficio resultante del abaratamiento de los insumos y de mayores oportunidades de exportación puede compensar las repercusiones de la competencia de las importaciones.

Los efectos multidimensionales del comercio en los trabajadores implican que esos efectos variarán ampliamente entre economías e incluso entre trabajadores similares. Pero una cosa está clara: el proteccionismo no es una política eficaz para proteger a los trabajadores, ya que a menudo da lugar a consecuencias no deseadas. Por ejemplo, si bien unos aranceles más elevados pueden proteger el empleo en sectores que compiten con las importaciones, también pueden poner en peligro el empleo en sectores que dependen de insumos intermedios o están orientados a la exportación en caso de que los interlocutores comerciales adopten medidas de retorsión. Además, los aranceles tienden a ser un impuesto regresivo que afectan de forma desproporcionada a los más pobres.

Lo que realmente entorpece una distribución justa de los beneficios del comercio son los obstáculos que impiden a los trabajadores avanzar hacia nuevas oportunidades. Los estudios indican que los costos para que los trabajadores cambien de sector o de profesión después de perturbaciones del comercio pueden ser equivalentes a varias veces su salario anual. Si bien esos costos son importantes en todas partes, son especialmente pronunciados en las economías en desarrollo, donde son, de media, un 33% más elevados que en las economías de ingreso alto.

Por lo tanto, en el informe se examinan detenidamente esos obstáculos, y se hace hincapié en que la mayoría están arraigados en las políticas nacionales y no en la política comercial. Entre los principales obstáculos cabe citar un limitado acceso a la educación, mercados de capital poco desarrollados, una excesiva reglamentación del mercado de trabajo, una alta informalidad del mercado de trabajo y un considerable poder de mercado en los mercados de productos y de trabajo. Los datos demuestran sistemáticamente que esos obstáculos afectan de forma desproporcionada a cuatro grupos: mujeres, mipymes, trabajadores no cualificados y trabajadores que se encuentran en zonas rurales o remotas.

Para resolver las diferencias existentes es necesario contar con una estrategia integral

Lo esencial de nuestro análisis se resume como sigue: menos comercio no promoverá la inclusividad, tampoco lo hará el comercio por sí solo. La verdadera inclusividad exige una estrategia integral que incorpore la apertura del comercio a políticas internas de apoyo y una cooperación internacional eficaz. Esta es la tercera conclusión principal del informe.

Para la OMC, la prioridad obvia es mantener un sistema multilateral de comercio abierto, previsible y no discriminatorio, una tarea que resulta cada vez más difícil en el entorno actual. Esto supone restablecer un sistema de solución de diferencias plenamente operativo y accesible, un objetivo en el que los Miembros de la OMC están trabajando activamente.

Pero en el informe también se indica la necesidad de prestar especial atención a la coherencia de las políticas. Los complejos desafíos que presenta actualmente el comercio en combinación con otras esferas, habida cuenta de las grandes tendencias como, por ejemplo, el cambio climático, la transformación digital y las tensiones geopolíticas, exigen un enfoque de la OMC en combinación con otras instituciones, donde la colaboración con otras organizaciones internacionales garantice que las políticas comerciales se integren eficazmente en marcos de política internacionales y nacionales más amplios.

El comercio digital, por ejemplo, ofrece un potencial importante, no solo para las economías menos integradas, sino también para las mipymes y las mujeres. Sin embargo, esas oportunidades solo pueden materializarse con las inversiones complementarias adecuadas, por ejemplo, en educación e infraestructura digital. Las iniciativas internacionales que aprovechan los conocimientos técnicos específicos de diferentes organizaciones internacionales pueden catalizar un comercio digital más inclusivo.

Más allá de esta puntualización general, en el informe se identifican tres esferas fundamentales en las que la OMC puede contribuir a garantizar que más economías y más personas se beneficien del comercio.

La primera esfera es la cooperación en la aplicación de los Acuerdos de la OMC. Esto incluye desplegar esfuerzos para apoyar la aplicación de los compromisos existentes, como los del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, que podrían impulsar la participación de los PMA y las mipymes en el comercio. También implica encontrar el equilibrio adecuado entre los compromisos y las flexibilidades al invocar el trato especial y diferenciado, teniendo presente que ambos son fundamentales para desbloquear los beneficios del comercio para el desarrollo.

La segunda esfera es la actualización del conjunto de normas para reflejar que el futuro del comercio de servicios es digital y verde. Los Miembros de la OMC ya han avanzado de manera significativa en esa dirección mediante acuerdos sobre reglamentación nacional en el ámbito de los servicios, facilitación de las inversiones para el desarrollo, comercio electrónico y subvenciones a la pesca. Sin embargo, muchos sectores de servicios siguen enfrentándose a importantes restricciones, las economías de ingreso bajo tienen una participación limitada en el comercio digital y las políticas ambientales relacionadas con el comercio adolecen de falta de coordinación.

La tercera esfera es la mejora del intercambio de información. El intercambio de información, las mejores prácticas y la recopilación y el análisis de datos pueden ayudar a aplicar los Acuerdos de la OMC de forma más inclusiva. Sin embargo, este enfoque solo es eficaz si la propia OMC sigue siendo inclusiva. Los Miembros están trabajando activamente para mejorar la participación de los PMA en las actividades de la OMC mediante iniciativas que están en curso en torno al proceso de reforma basada en la acción. Además, se están haciendo esfuerzos para aumentar la participación de grupos vulnerables en los debates de la OMC, y plataformas como el Foro Público de la OMC desempeñan un papel crucial.

En resumen, en el informe se llega a tres conclusiones principales. En primer lugar, el comercio ha demostrado ampliamente que es un motor de inclusividad. En segundo lugar, pese a este éxito, demasiadas economías y demasiadas personas quedan rezagadas. En tercer lugar, se necesita una estrategia integral para resolver esas diferencias, una estrategia que incorpore la apertura del comercio a políticas internas complementarias e impulse una mayor cooperación internacional.

El informe completo puede consultarse aquí.