ࡱ> QSPq 7bjbjt+t+ )LAAf3Y].......BBBB8z 4B -(,,,,,,,$-/,.,....,BB....,rJ%\..,wjBB |,(Organizacin Mundial del ComercioWT/MIN(01)/ST/7 10 de noviembre de 2001(01-5653)CONFERENCIA MINISTERIAL Cuarto perodo de sesiones Doha, 9 - 13 de noviembre de 2001Original: ingls SUDFRICA Declaracin del Excmo. Sr. Alexander Erwin, MP Ministro de Comercio e Industria En nombre de Sudfrica, quiero agradecer al Gobierno y al pueblo de Qatar la acogida que han dispensado a la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC, as como su calurosa hospitalidad en estos tiempos difciles. Nos reunimos en una coyuntura delicada para la economa mundial y para y el sistema mundial de comercio. Somos testigos del principio de una ralentizacin econmica mundial cuyas consecuencias sern ms graves para nuestros Miembros ms frgiles y que podra generar incertidumbre, inestabilidad poltica y social y crecientes presiones proteccionistas. Esto amenaza con socavar todos los esfuerzos y avances que hemos realizado en la prosecucin del desarrollo a travs de una integracin significativa en la economa mundial. En esta sesin plenaria de la Conferencia Ministerial tomarn la palabra unas 142 personas, o ms. Cada Estado Miembro tendr la oportunidad de exponer sus opiniones. Sin embargo, la complejidad de las cuestiones que la Conferencia Ministerial tiene actualmente ante s hace que cinco minutos no sean suficientes para abordar las cuestiones verdaderamente sustanciales. Nuestra actual interconexin econmica es tan intensa que no puede analizarse en una serie de discursos. Estamos subestimando hasta qu punto constituimos una economa mundial. Y lo subestimamos a pesar de que los sucesos recientes nos lo han demostrado con una violencia aterradora y con la prdida de jvenes vidas inocentes. Seguimos deseando vivir en un mundo en que podamos gestionar nuestras relaciones econmicas mundiales en una Conferencia cada pocos aos. Pero eso ya no es posible. Nuestra interconexin es tan grande que necesitamos asegurarnos de que existe un proceso continuo de control de nuestras relaciones comerciales y financieras. Tendremos que encontrar nuevas formas de accin. Esta Conferencia se enfrenta al reto de tener criterio suficiente para presentar los nuevos procesos extrayndolos del cascarn de los antiguos. El texto con el que estamos trabajando constituye un buen punto de partida, ya que hemos abandonado el viejo estilo en el que nos disputbamos por los corchetes. Se intenta encontrar el equilibrio que redunde de forma ptima en inters de la economa mundial a medida que avancemos. Los detalles concretos, en los que se abordar la multiplicidad de nuestros distintos intereses y necesidades, se estudiarn en los prximos aos, cuando el plan estructural se traduzca en la legislacin y la interaccin comerciales que gobernarn nuestra economa mundial. El texto que finalmente acordemos no puede, por supuesto, ser tan vago que no d ninguna orientacin: tendrn que definirse las caractersticas estructurales. Pero, por otro lado, si empezamos ahora a precisar los detalles no acabaremos y la Conferencia ser un fracaso. El precio de ese fracaso es mucho ms alto de lo que muchos imaginamos. Permtanme volver a la realidad de nuestra interconexin en la economa mundial. Qu significa concretamente en la labor que nos ocupar tan intensamente en los prximos tres das? Significa que las realidades de la economa poltica de todas las regiones y economas del mundo son una nica realidad para todos nosotros. Las realidades y los cambios subyacentes en la economa mundial tendrn consecuencias en todas las economas y no podrn evitarse aunque logremos eludirlos en el documento de una Conferencia Ministerial. Quisiera subrayar tres dimensiones que informan el enfoque estratgico de Sudfrica en lo que se refiere a la OMC y a esta Conferencia. La primera dimensin es la disparidad entre los pases econmicamente desarrollados y los que no lo estn. La mayora de la poblacin mundial se incluye en esta ltima categora. Si esta situacin no cambia en los tres o cuatro prximos decenios, la estabilidad social, econmica y sanitaria global de nuestra economa mundial estar con toda seguridad en peligro. Para evitarlo, hemos de tener un sentimiento de crisis y de urgencia. El primero de nuestros cometidos es empezar un proceso de reequilibrio de algunas normas heredadas de anteriores negociaciones que perjudican claramente los intereses de los pases en desarrollo. Es necesario asumir un autntico compromiso para resolver las cuestiones pendientes relativas a la aplicacin. Anlogamente, debemos manifestar en esta Conferencia el compromiso de examinar el Acuerdo sobre los ADPIC con miras a asegurarnos de que contribuya al logro de unos objetivos polticos que trasciendan los meros intereses comerciales. No se trata simplemente de una preocupacin de pas en desarrollo. Por un precio relativamente bajo, esta Organizacin obtendr una mayor legitimidad frente a nuestros pueblos y a muchos crticos. La proteccin excesiva y la absorcin de unos recursos escasos en la agricultura en el "Norte" tiene por consecuencia el subdesarrollo de este vasto sector en el "Sur". El restablecimiento del equilibrio es fundamental en un programa de desarrollo. Si conseguimos ese reequilibrio, lograremos que aumenten los niveles de vida en todas las economas. Por supuesto, es mejor para el "Norte" mantener un crecimiento razonable suministrando una renta disponible cada vez mayor procedente de la agricultura y de la agroindustria en el "Sur" que intentar activar unas ramas de produccin de primera importancia que estn estancadas y son costosas. La configuracin de los aranceles industriales tiene por efecto proteger en el Norte unas ramas de produccin que requieren muchos recursos, energa y mano de obra. Se trata de sectores en que la industrializacin del "Sur" les ha dado la ventaja competitiva. Esto impide el crecimiento de la economa mundial, puesto que supone una atribucin errnea de los recursos. Este problema no debe confundirse con el de los altos aranceles de los pases en desarrollo. Esto ltimo guarda ms relacin con la economa poltica reciente del perodo poscolonial. El cambio de estrategia poltica en las economas comerciales con ms xito del mundo en desarrollo muestra la direccin en que nos dirigimos todos. Por consiguiente, esto significa que las negociaciones sobre los aranceles industriales no pueden regirse por los viejos principios mercantilistas sino que deben considerarse como parte integrante de la facilitacin de una nueva estructuracin mundial de la produccin que, igual que el cambio estructural en la agricultura, ser beneficiosa para el proceso de crecimiento a nivel mundial. La segunda dimensin que quisiera tratar es la rapidez con que deben incluirse las nuevas cuestiones en el orden del da. En Sudfrica partimos de la idea de que no son cuestiones que se puedan eludir. Tendremos que abordarlas. Lo que hay que determinar es por qu, cmo y cundo habr que abordarlas. Si la razn para tratar de resolverlas es que favorecen las ventajas econmicas de quienes lo piden, entonces la respuesta adecuada es que los dems se resistan a la peticin. Esto es lo que se sospecha en la actualidad. Si, por el contrario, se trata de cuestiones que inevitablemente se incluirn en alguna forma de gestin, entonces no tiene mucho sentido retrasarlo, ya que el retraso no har sino empeorar el problema. Sin embargo, no se trata de una realidad bien comprendida en estos momentos, y la forma en que se han presentado las solicitudes slo ha causado problemas. La desigualdad en el desarrollo de nuestras economas y en su integracin en la economa mundial refuerza an ms la sospecha y la falta de conciencia sobre los problemas con los que nos enfrentamos. Todo ello apunta a la manera en que presentemos estas cuestiones y el texto sobre las cuestiones relativas a la inversin, la competencia y el medio ambiente refleja la forma ms sensata de iniciar esa tarea. Si tenemos todos paciencia para llevar a cabo el proceso previsto, avanzaremos mucho ms rpidamente en el futuro. Todos convenimos en que existen vinculaciones entre el comercio, el desarrollo y el medio ambiente. No obstante, los vnculos son complejos, las repercusiones de las normas de negociacin en esta esfera no se comprenden plenamente y, en muchos aspectos, las cuestiones que se plantean van ms all del mbito de competencia de la OMC. Por lo tanto, necesitamos tiempo para proceder a una reflexin ms profunda y a un dilogo sobre estas cuestiones y sobre sus repercusiones en el sistema de comercio. Tendremos la oportunidad de situar ese dilogo en el marco conceptual, ms amplio del "desarrollo sostenible" con ocasin de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, que se celebrar en Sudfrica el ao prximo. La conferencia brindar a Sudfrica la oportunidad de ir ms all del examen de la aplicacin del Programa 21 y abordar las cuestiones de la desigualdad a nivel mundial y de los elevados niveles de pobreza. Estas nuevas cuestiones deben incluirse en nuestro programa de trabajo de forma que todos puedan participar tilmente. Si esa inclusin se hace de manera poco juiciosa, ser contraproducente. La tercera de las dimensiones es la relacin existente entre el sistema de comercio e inversin y las organizaciones activas de la sociedad civil. En el momento actual, la OMC est considerada por muy diversos grupos sociales como la personificacin de los males de la mundializacin. Esta situacin ha inducido, a su vez, a los lderes polticos mundiales a responder de manera difusa a los retos intrnsecos que debe afrontar la OMC. El resultado ha sido meramente el aumento del escepticismo y de la frustracin. Lo primero que hay que superar es la brecha existente entre los crticos sociales que sean sensibles a una argumentacin razonada y la indudable capacidad de la OMC para establecer progresivamente normas y reglamentos que rijan el comercio y el desarrollo sostenibles. La mundializacin tiene repercusiones sobre todas las economas, al provocar cambios estructurales en todas ellas, sean desarrolladas o en desarrollo. Las enormes desigualdades de la riqueza, tanto entre las diferentes economas del mundo como dentro de ellas, hacen que el efecto de esas presiones estructurales se sienta de manera muy diferente. Las sociedades civiles del mundo desarrollado y del mundo en desarrollo estn reaccionando a las diferentes presiones pero estn llegando a conclusiones similares y en gran parte inexactas sobre la OMC. Los altos niveles de vida, la mayor conciencia social y la disponibilidad de informacin en las economas desarrolladas han hecho que la sociedad civil haya cobrado conciencia de la amenaza real que podra representar para el medio ambiente un crecimiento econmico mundial rpido e integrado. Se considera que la OMC, dado que regula el comercio y las inversiones, es el instrumento que los gobiernos codiciosos y los intereses comerciales manipuladores utilizan para sustraer ese crecimiento desenfrenado a la reprobacin y la vigilancia legtimas por parte de la sociedad. Cuando se argumenta, de manera inexacta, que la produccin y el comercio de las economas en desarrollo se basan en sistemas de explotacin de la mano de obra, se da pie a que se unan fuerzas sociales muy dispares. No cabe duda de que el trabajo infantil existe en numerosas economas desarrolladas y en desarrollo y de que debe resolverse este problema. Sin embargo, el trabajo infantil no es la razn estructural de la creciente competitividad de las economas en desarrollo. En algunos casos, importantes, esta competitividad est creciendo muy de prisa, y es el preludio de una profunda transformacin de la ubicacin de la capacidad de produccin en la economa mundial. Es necesario entablar un dilogo sobre la interaccin entre las normas laborales y sociales y el sistema mundial de comercio. Tambin es necesario un dilogo similar entre el sistema comercial y el sistema financiero. No debemos tener miedo al dilogo. Sin embargo, estas cuestiones no pueden servir de pretexto para tomar medidas de proteccin, ya que entonces se pierde de vista el verdadero fondo de esos problemas y se vuelve a una era mercantilista de egosmo proteccionista. Hay que actuar con buen juicio y con clarividencia. Ha surgido la idea equivocada de que existe una incompatibilidad intrnseca entre los Acuerdos de la OMC y causas sociales justas como el desarrollo sostenible, la defensa del medio ambiente, la vida rural y las normas laborales. Tenemos que emprender la tarea de crear un nuevo sistema de relaciones con nuestros ciudadanos. Es preciso que la OMC contine existiendo durante muchos decenios, y para ello es necesario el apoyo de todos. Reflexionemos sobre esas cuestiones y asegurmonos de lograr nuestro objetivo. Un fracaso significara que la economa mundial no es capaz de gobernarse por s misma en beneficio de todos nuestros ciudadanos. __________ WT/MIN(01)/ST/7 Pgina  PGINA 2 WT/MIN(01)/ST/7 Pgina  PGINA 3 !"#'(8R\`&Y7d7}7~777777777777mH jUCJ5:CJ,>* 5:CJ,"#$%&'(8PQR\] 0~ $$l0+p#$$l4+p# $$l4+p# $d$$$l4+p#`$$$dh$"#$%&'(8PQR\]^_`x&'( { | N O no'( 56 c!d!""$$w$x$ & &''~(())**++,,--00002244d]^_`x&'( { $ $$l+p# $$ @$$l`+p#$${ | N O no'( 56  c!d!""$$w$x$ & &''~(())**++,,--0000022445566X7Y7d7e7f77777777777777* C#B# C#$45566X7Y7d7e7f77777777777777777777777777*' 0&P . 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